lunes, 12 de noviembre de 2012

9N

¿Que va a pasar el 9N? déjenme pensar. ¡Si! ya puedo imaginarlo. Después de la revuelta de la masa nacional y popular convocada espontáneamente sin banderas políticas y sin la hegemonía de un discurso dominante al grito de justicia, todo va a estar mejor:
De seguro la red de trata va a ser combatida y Marita junto a miles de mujeres más que hasta el 8N eran las putas de alguien, van a volver –si se puede- a tener una vida normal. 
Julio López va a caminar por las callecitas de la plata, así como nunca tendría que haber dejado de caminarlas. Su nombre va a aparecer en el diario- solo en algunos. Perdón, en casi ninguno, como ahora- pero debajo de su foto no se pedirá recompensa sino que estará a disposición de la gente la descripción de un albañil honesto y laburante vendiendo su fuerza de trabajo para sobrevivir el día a día.
Luego del 8N el comercio del paco en las villas dejara de existir, los jóvenes antes afectados, estarán recuperados de ese
 mal, podrán estudiar y conseguir trabajo. Podrán vivir su vida.
Luciano Arruga con veinte años luego del 8N habrá terminado sus estudios secundarios y estará ya en una universidad publica, estudiando lo que el quisiese. Caminando tranquilo por las calles sabiendo que la policía de Lomas del Mirador esta al pie del cañón para cuidarlo a el y a todos los pibes de todas las edades.
Luego del 8N Monsanto y su monopolio internacional de semillas transgénicas y herbicidas se va a poner al día y sus productos van a dejar de matar chicos.
La megaminería a cielo abierto ya no va a ser rentable y el medio ambiente va a volver a respirar en paz. Los químicos utilizados para la separación de los minerales de la ganga ya no se introducirán en las napas de agua potable, en los ríos y en el suelo alrededor de la mina. Por ende ya no contaminara a los pueblos aledaños, ni a los pueblos y ciudades distantes. Ya no habrá contaminación que afecte inmediatamente a los vecinos de la mina. No dañaran a los chicos, ni causaran alergias, enfermedades respiratorias, en la piel, en la vista y en los órganos vitales.
Luego del 8N la mafia del sindicalismo va a ser repudiada y no va a existir más. Tampoco existirán los burócratas empresarios y el trabajo tercerizado va a ser abolido. Todos los laburantes van a tener derecho a un trabajo digno. O mejor citando a Don Carlos un trabajo: “tudu bom tudu legal” y gozar con todos los beneficios que le corresponden.
El patota ferroviario, los siete policías y José Pedraza van a estar presos por muchos años y los gritos de justicia por Mariano Ferreyra al fin van a ser escuchados.

El 9 de noviembre despertará y con él una luz esperanzadora y reivindicadora que emocionara el alma… Aunque no, lamentablemente no. Replico: tristemente no. Ya que ninguna de las antes mencionadas injusticias serán portavoz de las queridas cacerolas...

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